Apenas pasaban la siete y media de la tarde, y ya había ambiente rociero en la calles de la puebla, reuniones de amigos y familiares tomaban café en las proximidades de la iglesia, parecían saber, que debían estar atentos a lo que acontecería en la iglesia.

Mientras se rezaba el Santo Rosario previo a la Función, se iban a acomodando los hermanos y hermanas en la Parroquia, todos estaban atentos. Hasta que de fondo, se comenzó a oír sones de gaita y tambor,  que parecían tocar con más fuerza que nunca y es que venían una decena de tambores ordenados por edad de menor a mayor, perfectamente ataviados con sus camisas blancas y sombreros de ala ancha sobre los tambores que portaban niños y niñas con apenas cinco años de edad. Custodiados por el tamborilero de Hermandad Javier Mayo.  La iglesia se puso en pie y el sonido era estremecedor.

Pero solo estaba empezando, al asomar la cruz parroquial por el dintel de la puerta principal del templo, La Puebla ya quería andar, ya rebuscaba el Rocío, ¡ya sonaba el Coro de La Hermandad! ya, se nos fue el corazón…

Esto solo era el comienzo de una noche mágica, en la omilia, nuestro director espiritual D. Rafael Menéndez Albuicet, preparo a los cigarreros y cigarreras para un camino de fé orientado hacía María y su Hijo, el Pastor Divino.

Durante la Protestación de Fe, muchos de los presentes hicieron pública su Fe hacía la Virgen besando las reglas de nuestra Hermandad con una mano sobre los Santos Evangelios, mientras se escuchaba «Esa es mi gente Señores, esa es La Puebla del Río, Viva quien le reza y canta a la Virgen del Rocío»

Los cantos seguían transportándonos al camino, toda la iglesia era emoción cunado brisa marismeña, nos recordaba que en apenas quince días estaríamos emprendiendo ese camino hacia la Fé, ese camino de Esperanza con brazadas de Romero, que por cierto; también nos acompañaban en esta Función Principal de Instituto como Hermanos Honorarios de la Hermandad y con motivo de su cincuenta aniversario musical.

Culminando con la consumación del sacrificio y a pesad de que podíamos ir en en paz, prácticamente nadie se movió de sus asientes y es que la noche continuaba.

Ahora de la mano de D. Francisco Oliva,  Pregonero de este año 2018, quien fue presentado por Buenaventura Ruíz con unas palabras sinceras y de amistad profunda, prácticamente desde este momento la emoción era palpable en el ambiente.

Comenzó un pregón de recuerdos de antaño, trasnportandonos  a las candelas de Palacio; las cuales muchos ni hemos conocido, pero nos las dibujaron en la imaginación como si aun quemara el fuego.

Sorprendía ver a los más pequeños de la familia del pregonero, con apenas diez años de edad, cantando todas las sevillanas de La Puebla de principio a fin, ahí ya se notaba que había algo inexplicable, algo que habían transmitido de generación en generación, un amor por la Hermandad de La Puebla, los cantes cigarreros y el propio pueblo digno de admiración y eterno agradecimiento.

Un pregón para el recuerdo, de vivencias que se convierten en aprendizaje para los más jóvenes, que los culturiza acerca de la Hermanad. Un pregón emotivo, un pregón a María, un PREGÓN DEL ROCÍO. En el que por supuesto, no faltaron los cantes por amigos y familiares del malagueño pregonero que sabían a La Puebla, eran parte de nosotros. Al igual que ellos se sienten cigarreros y sentían a muchos rocieros que ya pasean por las marismas del cielo, que fueron mencionados y recordados con gran afectividad por Francisco durante su discurso.

Dicen que lo bueno si es breve, es dos veces bueno. Y en apenas cuarenta y cinco minutos, no hubo más capacidad de emocionar y transmitir, y es lo que suele pasar cuando las cosas están llena de pureza, de verdad y de corazón. Que calan en el alma de todos los presentes.

La Junta de Gobierno, agradece enormemente la labor y el sentimiento mostrado hacia Nuestra Hermandad a través de los años y las generaciones.

¡ENHORABUENA PREGONERO, QUE LA VIRGEN DEL ROCÍO TE GUARDE!

 

 

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Entrega al Pregonero D. Francisco Oliva del detalle en recuerdo a su pregón.